En
algún momento todos hemos experimentado un suceso que puede
denominarse como fenómeno psíquico: soñar algo que más tarde se
vuelve realidad, pensar en alguien justo en el momento que llama por
teléfono, que algún objeto se caiga o rompa cuando algo
significativo está sucediendo, presentir la muerte de alguien, o
cualquier otro. Las explicaciones convencionales de nuestra sociedad
definen estos acontecimientos como casualidad, sugestión o
imaginación. Sin embargo, en el mundo occidental existen cada vez
más estudiosos que toman en serio estos temas desde que Carl Jung
describió la sincronicidad, es decir, la simultaneidad de dos
sucesos que aparentemente no guardan una conexión causal pero sí de
significado simbólico.
Sin
embargo, a diferencia de Occidente, para las tradiciones orientales
como el hinduismo o el budismo los poderes mentales han sido
ampliamente estudiados por milenios. Además, se han descrito
detalladamente las emociones y diversos tipos energía a partir de la
observación, no con la idea de obtener una clasificación definitiva
y dogmática sino con la intención de comprender mejor lo que pasa
en nuestras mentes para trascender estados mentales de sufrimiento y
así alcanzar estados superiores de conciencia.
Es
así como en los Yoga
Sutras existe
una taxonomía sobre estos fenómenos psíquicos
llamados siddhis (perfecciones
o logros, en sánscrito). Se trata de logros mentales que se obtienen
a través de la práctica y la disciplina del yoga, por lo que no son
milagros ni habilidades mágicas o superpoderes. Un siddhi se
alcanza a través de la práctica del samyama,
que a su vez es la combinación simultánea de las prácticas de la
concentración (dharana),
la meditación (dhyana)
y el samadhi (un
término sásncrito de un amplio campo semántico que a veces es
traducido como calma, pero también es el éxtasis de la absorción
meditativa e incluso la misma iluminación o, en términos del yoga,
la unión con el Ser Supremo).
Una
vez que se enfoca el samyama
en
un “objeto” específico surge un siddhi relacionado
a dicho objeto. Por ejemplo, si la meditación se enfoca en alguna
persona en particular y ésta se manifiesta de alguna manera, estaría
surgiendo un siddhi que
se relaciona a la telepatía. Esto sucede porque la mente rompe con
la ilusión de separación que le hace sentir al individuo como un
ente diferente y aislado del resto de las personas. Por otro lado, si
la meditación se enfoca en la percepción del tiempo, podría surgir
un siddhi que
se relacione con la percepción simultánea del pasado y del futuro,
o con la retrocognición y la precognición. En la actualidad existen
teorías desde la física cuántica que contemplan esta posibilidad
de interrelación temporal.
También
es posible lograr un siddhi a
través de ciertas drogas. Sin embargo, esto implica ciertos riesgos,
ya que el individuo no es capaz de comprender ni asimilar
adecuadamente lo que percibe. Además, el siddhi es
temporal y espontáneo, mientras que con la meditación se alcanza un
manejo consciente y estable.
De
acuerdo con el doctor Dean Radin se mencionan
aproximadamente 25 siddhis en
el tercer libro de los Yoga
Sutras,
la cifra es aproximada porque no existen límites claros que
diferencien un siddhi de
otro y las interpretaciones hacen que este número pueda variar.
No obstante, es posible ver todos los siddhis como
derivaciones de tres clases básicas:
Control
excepcional del cuerpo y la mente.
Clarividencia,
es decir, la habilidad de obtener conocimiento sin importar las
limitaciones ordinarias del espacio o del tiempo y sin el uso de los
sentidos ordinarios. Incluye precognición, retrocognición y
telepatía.
Psicoquinesis
o interacción mente-materia, la capacidad de la mente para influir
directamente en la materia.
A
continuación se enlistan los siddhis clásicos
del yogui Patanjali en el orden en que aparecen en los Yoga
Sutras.
Cabe mencionar que existen diversas interpretaciones y descripciones
sobre estos poderes mentales, por lo que aquí se hace referencia a
ellos sólo de manera general:
Conocimiento
del pasado, presente y futuro.
Conocimiento
del significado de los sonidos producidos por todos los seres.
Conocimiento
de nacimientos previos y de nacimientos futuros.
Conocimiento
de las mentes.
Desaparición
del cuerpo de la vista, como resultado de mirar el cuerpo con el ojo
interno.
Conocimiento
del nacimiento, daño o muerte.
Conocimiento
de la bondad amorosa en todos.
Fuerza
extraordinaria.
El
conocimiento a distancia.
Conocimiento
del universo exterior.
Conocimiento
del universo interior.
Conocimiento
de la composición y coordinación de las energías corporales.
Liberación
del hambre y la sed.
Excepcional
estabilidad, equilibrio o salud.
Visión
de los seres superiores.
Conocimiento
de todo lo que es cognoscible.
Conocimiento
de los orígenes de todas las cosas.
Conocimiento
del verdadero yo.
Influir
a otros. Esto se relaciona con la capacidad de transmitir energía
espiritual a otros a través de la mirada o presencia.
Levitación,
sensación de ligereza.
Brillo,
resplandor.
Clariaudiencia.
Libertad
de la conciencia corporal y apegos temporales.
Maestría
sobre los elementos, permitiendo la manipulación de la materia.
Perfección
del cuerpo.
Las
enseñanzas del yoga apuntan hacia la posibilidad real de alcanzar
estados superiores de conciencia, por lo que, de acuerdo con
los sutras,
los siddhis no
deben ser objeto de presunción, orgullo y arrogancia, por lo cual se
invita al aprendiz a no mostrar sus habilidades, ya que así se
reforzaría el ego y esto sería un gran retroceso espiritual.
De
alguna forma, podemos intuir que los siddhis son
posibilidades de nuestra mente aunque no podamos comprobarlo. Quizás,
más allá de verificar si estos fenómenos ocurren de forma medible
y cuantificable, valdría la pena observar nuestra percepción para
comprender un poco mejor su relatividad.
Espero que os guste!
Estrella
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