lunes, 23 de abril de 2018

Como funciona la mente, con respecto al tiempo.


LAS LEYES SAGRADAS Y EL TIEMPO-ARO

¿Experimentamos el tiempo directamente? Tenemos muchos conceptos e
imágenes del tiempo, pero éstos no son el tiempo en sÍ. Déjame referirme a tus
experiencias habituales, ahora mismo. ¿Experimentas el tiempo? Si te tomas un
momento y miras muy adentro verás que la respuesta es «no». Puede que no estés
de acuerdo. Vale, está bien. Pues cuéntame tu experiencia ... o yo puedo contarte
la mía.

Mientras estoy aquí sentado tecleando estas palabras puedo recorrer con
la mirada la habitación, y creo que puedo experimentar un sentido del espacio.
Moviendo los ojos hacia arriba, a la derecha y a la izquierda, puedo experimentar
las paredes de la habitación y el techo. decir, veo estas cosas y creo que esrán
ahí. Puedo experimentar la masa de los objetos que toco. Puedo sentir la fuerza
del asiento contra mi traseto y la fuerza del suelo sobre los pies. 



También puedo sentir la fuerza del respaldo de la silla presionándome la espalda. 



De este modo creo que estoy experimentando la masa y ubicando mi cuerpo en el espacio.

Pero, ¿y el tiempo? Lo único que puedo experimentar realmente es el
instante en el que se produce cada acontecimiento del que soy consciente. 



En ese instante, puedo experimentar también el sentido de la memoria y el sentido
de la anticipación: la sensación de que he hecho esto con anterioridad y de que
volveré a hacerlo. Pero en nada de todo ello encuentro el tiempo. Sin duda, puedo
deducir el tiempo mirando un reloj o incluso mirándome la pierna mientras
taconeo en el suelo con un patrón rítmico. 



De hecho, para mí la música es una de las formas de inferir el tiempo: a través 
de mi sentido y apreciación del ritmo.

Pero ¿el tiempo por sí mismo? Simplemente, no es perceptible: no puedo sentirlo
ni verlo.

Si no puedo percibir el tiempo con los sentidos, entonces ¿por qué creo
que se mueve hacia delante?

Vayámonos un momento a visitar de nuevo el concepto aborigen del
tiempo. El tiempo aborigen se presenta con el aspecto de un ritmo o ciclo;
yo pienso en él como un aro sagrado que, para la mente occidental, puede
representarse rodando por tocando- el tiempo lineal a cada instante. 



De ahí que la dirección del tiempo se vuelva inmaterial; simplemente, no importa lo
que sea pasado, presente y futuro. Lo importante es la presencia del aro tocando
la vida, indicada por la línea del tiempo que toca a cada momento.

Mircea Eliade, escribe acerca del modo que tienen los aborígenes de ver el
nacimiento del mundo y de la humanidad en el Tiempo de Ensueño. El paisaje
físico se transformó y los humanos se convirtieron en lo que son actualmente
como resultado de una serie de actos perpetrados por seres sobrenaturales. 



Sin embargo, hoy en día no hay ningún lugar de Australia en el que estos personajes
del tiempo de ensueño nos impresionen con su esplendor. Más bien, la mayoría
de los mitos de la creación del centro de Australia hablan solamente de sus largas
y monótonas correrías. 



Cuando estos seres sobrenaturales, nacidos de la tierra, hubieron cumplido con sus
tareas y terminado sus andanzas cayó sobre ellos un aplastante cansancio. 



El trabajo que habían llevado a cabo había puesto a prueba al máximo su fuerza, 
y volvieron a sumirse en su estado somnoliento original.

Sus cuerpos o bien desaparecieton dentro del suelo -a menudo en el sitio en el
que habían aparecido por primera vez- o bien se convirtieron en tocas, árboles
u objetos sagrados.

El Tiempo de Ensueño llegó aparentemente a su fin cuando estos seres sobrenaturales 
se convirtieton en la tierra. 



Pero el mítico pasado no se perdió para siempre; al contrario, sigue 
recuperándose periódicamente a través de los rituales tribales. 



De este modo el aro rodante del tiempo sagrado entra en la conciencia.

En la actualidad los iniciados aprenden a revivir el Tiempo de Ensueño mediante
ceremonias. 



Al final el iniciado queda completamente inmerso en la historia sagrada de la 
tribu, absorbiendo el origen y significado de todo, desde las rocas,
plantas y animales hasta las costumbres, símbolos y normas. 



A medida que el iniciado va asimilando lo que se preserva en los mitos y rituales, 
el mundo, la vida y la existencia humana adquieren significado y se vuelven 
sagrados, puesto que él o ella comprende que todo ha sido creado o perfeccionado 
por seres sobrenaturales.

En un momento determinado de su vida los iniciados descubren que antes
de su nacimiento eran espíritus y que después de su muerte han de reintegrarse en
esa condición espiritual prenatal. 



Aprenden que el ciclo humano forma parte de un ciclo cósmico mayor, que la creación 
fue un acto «espiritual» que tuvo lugar en  el Tiempo de Ensueño y que 
aunque ahora el cosmos sea «real» o «material» debe, no obstante, 
renovarse periódicamente, a través del ritual, mediante la reiteración de los actos 
creadores que se produjeron al principio. 



Esta renovación del mundo es un acto espiritual, que refuerza la comunicación 
con los eternos del Tiempo de Ensueño. 

En el contexto del ritual surge una sensación de que el tiempo del Tiempo de Ensueño 
no ha de estar necesariamente en el pasado, y que los acontecimientos del 
Tiempo de Ensueño tampoco han de encajar necesariamente dentro del esquema 
del tiempo que transcurre. 



Lo que ocurre es que el Tiempo de Ensueño y el tiempo normal encajan 
como dos imágenes temporales opuestas pero interrelacionadas.

Si hubiésemos de describir el tiempo en que el Tiempo de Ensueño se hallaba en 
pleno florecimiento pensaríamos en éste en el pasado: el proverbial ,hace mucho 
tiempo».

Ahora considera el Tiempo de Ensueño como un aro sagrado de tiempo.

Si pensamos que va rodando a lo largo del tiempo lineal vemos que el Tiempo de
Ensueño está siempre presente: fue en el pasado, es en el presente será en el 
futuro. Así es la naturaleza del tiempo mítico. Todos los acontecimientos del 
«pasado» se hallan igualmente presentes. 



Que no han de tomarse como acontecimientos del tiempo cronológico significa 
que no han de ponerse en una línea de tiempo, como podríamos 
hacer con los acontecimientos de nuestra vida.

Esto no significa que no sean reales o no ocurriesen, o -si se prefiere- que no
estén ocurriendo ahora.

En este sentido, el tiempo sagrado da vida al tiempo lineal. Proporciona
la chispa que procede del aro que toca la línea. Puesto que nuestros recuerdos
tienen mucho que ver con estas chispas, la dirección del aro rodante da una
dirección una experiencia temporal

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